Puede que te encuentres perdida y que no sepas muy bien porqué un día decidiste estudiar en lugar de currar, al fin y al cabo, aquellos que decidieron trabajar hoy viven con una posibilidades vitales con las que tú, ni aspiras. Un día abrí el blog con la intención de usarlo como plataforma de lucha, mi pequeño rincón de crítica de lo que está mal, y si tú te has terminado aquí es porque necesitas respuestas. Antes de perder tu tiempo ya te aviso, si pretendes encontrar un texto motivacional tipo «mindfullness» o el clásico del «emprendedor 2.0» este blog no es para tí.
Comencé mi carrera educativa porque un día un profesor consiguió sacar una parte dormida en mí que no sabía que se despertaría. Siempre fui de las niñas «problemáticas» que sacaban las notas raspadas para el aprobado, y sinceramente, no tenía intención de esforzarme para una nota mayor. En clase ya estaban las típicas «empollonas» que lloraban si en un exámen conseguían una puntuación menor del nueve, entre tú y yo, lo veía ridículo. Justo hoy que he sido rechazada en la convocatoria para una beca FPU por tres décimas, me he dado cuenta que el llanto de la niña que recordaba de primaria, es el llanto de todos los rechazados al contrato. Si tú también has sido rechazada o rechazado te habrás percatado, que los que no somos aceptados, somos muchos más que el círculo selecto que ha conseguido entrar en la pompa de la excelencia.
Aún así aquí seguimos, queremos hacerlo, buscamos por google posibles formas de financiación, nos levantamos por la noche sobresaltados pensando de qué vamos a vivir. Nos preocupa la supervivencia de cuatro años dónde nos faltan horas para; acudir a todos los cursos formativos, los congresos, las lecturas en inglés de revistas de primer cuartil con google translate como aliado, la preocupación de cómo vamos a pagar el alquiler, salir de casa de nuestros padres o simplemente cómo pagar el transporte para ir a cada lugar sin llegar con una hora de retraso. Sin olvidarnos de la presión de publicar, en inglés, para más inri.
No sé si os pasa, pero cuando hay una reunión o un curso formativo y se os acerca un compañero o compañera que ha conseguido quitarse de enmedio la preocupación monetaria, jamás se presenta en un primer momento como un ser mundano: «Hola que tal, mi nombre es tal». Si no que llega, te sonríe, tú intentas aparentar simpatía y te suelta: «Hola, ¿es tu primer año?» A lo que tú respondes: «Sí, vaya lío, ¿verdad?». Y a lo que la individua te contesta: «Ya verás, que suerte tienes, yo es que soy FPU, uff no puedo con tanto estrés. »
Sé lo que piensas, yo también, a esta tipa le gusta olerse sus propios pedos.
La academia está normalizada para que ocupen su lugar aquellos hijos de profesores, catedráticos, hijos de padres de profesiones liberales con nivel de estudios universitarios, o aquellos iluminados que han sabido tejer sus redes muy bien y ya tienen, desde el primer día de clase en la universidad, profesores que son «colegas». Ellos ya sabían que tenían que hipotecar su vida cuatro años para conseguir un contrato doctoral, pero nosotros supimos que queríamos investigar cuando algo se despertó en nosotros que creíamos dormido: la curiosidad. Y eso, la academia, no lo valora.
¿Que qué puedo hacer yo ahora? Te preguntas… Ahí va una serie de «consejos» que me recuerdo yo cada día y que espero que puedan ayudarte:
- NO TE RINDAS. Cada día te prometo que lo pienso al menos una vez, pero no queremos ser esos adultos que hablan de lo que podrían haber hecho pero que la vida nunca les dejó hacer.
- Habla con tu tutor/a. En serio, si te preocupa el tema monetario díselo, es probable que él o ella en un futuro, esperemos no muy lejano, tenga una convocatoria de FPI o un proyecto similar al tuyo, y puedan contratarte desde el departamento.
- Ten una buena relación con tu tutor. Este punto va conectado directamente con el segundo, estamos en inferioridad, es un hecho, y tenemos que buscarnos nosotras mismas nuestros propios medios, no adules en exceso, pero propón ideas siempre. Dicen que el hambre agudiza el ingenio. No tienes beca por lo que tampoco tienes responsabilidades docentes ni la presión añadida de perder el contrato doctoral, porque no lo tienes.
- Lee, lee, lee, lee, lee… Parece obvio pero no lo es tanto, si tu tutor te recomienda un autor, lee todo lo que puedas acerca de sus publicaciones. Cuando vuelvas a verle destrozale a preguntas y a ideas.
- No te presiones ni te compares. En este punto siempre estoy yo, sé lo que es, créeme, sientes que no encajas, pero es que ciertamente no lo haces, y pese a que sientes esa presión, -que yo también siento-, estás dónde quieres estar, y si estás, es porque en algún momento hiciste algo que gustó.
- Finalmente, si consigues la financiación y terminas tu tesis doctoral sin problemas y publicas en todos los cuartiles, especialmente -y te deseo que así sea-, en el cuartil primero o segundo, por favor, no te olvides de los «tragos amargos», y no te presentes frente a los que vienen o siguen luchando como un simple PDI o FPU, tienes nombre, una historia y una lucha que es igual que la del otro, o incluso más sencilla. Tienes las preocupaciones que has decidido tener, otros no han tenido la suerte de elegirlas o están luchando por no tenerlas.
Finalmente, si no es tu caso, si ni siquiera te han dado la oportunidad de matricularte en un doctorado, aquí un consejo de una que llamó a literalmente a diez puertas de catedráticos, ya te he dado una pista; llama puertas, no te rindas, llama a todas, incluso de otros departamentos que no conozcas, llama, concierta una cita, habla con ellos y no te presentes como: «Hola que tal, soy tal», sino; «Hola, que tal, tengo una idea que vas a flipar».
Volveremos a vernos, porque en este proceso este blog es mi refugio, y el tuyo si así lo deseas. Te lo vuelvo a repetir: NO TE RINDAS. El hambre agudiza el ingenio.